Casa de Cultura de Atlacholoaya

Un recinto que rescata a la sociedad a través de la cultura

Xochitepec, Morelos. Nuestro recorrido por el Estado de Morelos nos llevo al poblado de Atlacholoaya y la primera pregunta que surgió fue, ¿Qué podría haber de interesante en este lugar? al investigar un poco descubrimos que es muy conocido, pero por contar con las instalaciones del CERESO del Estado que alberga a más de 2000 personas; sin embargo sabíamos que había algo más, y así es, el poblado de Atlacholoaya una comunidad indígena que formaba parte del imperio Tlahuica, aun mantiene parte de sus tradiciones y dialecto, son agricultores y forman un grupo comunal muy importante.

“Cuando llegué al pueblo me encontré con problemáticas sociales muy marcadas alcoholismo, vagancia, niñas y niños con un nivel escolar bajo, etc.”

– Maestra Socorro Patiño.

La Maestra Socorro Patiño dirige actualmente la Casa de Cultura de Atlacholoaya; después de jubilarse y con el objetivo de descansar llego al poblado, pero un alma de artista como la de ella no puede estar sin elaborar proyectos creativos; así que se dispuso a llevar la cultura y las artes a los habitantes del municipio de Xochitepec; claro que no es tan fácil como se escribe, se enfrento a diversos problemas que poco a poco a sobrellevado para que al día de hoy su sueño ya este caminando. Gracias al apoyo de los ejidatarios se logro llegar a un acuerdo en el que donaron el espacio para construir la Casa de Cultura, hoy en día ya cuenta con un salón de danza clásica, una ludoteca, salones de actividades múltiples y están por construir un auditorio al aire libre para sus presentaciones.

Hoy en día las niñas ya no buscan casarse a los 14 años y mucho menos embarazarse; tienen otros sueños y aspiraciones…

El proyecto inició con migrantes indígenas provenientes de Estado de Guerrero que venían por temporadas a la zafra, con un número limitado de niños y niñas que incluso no sabían hablar español con el tiempo, el trabajo de profesores, talleristas y personal de Casa de Cultura han rendido frutos, con grupos de jóvenes que ahora tienen otras aspiraciones, el nivel educativo a subido en muchos de ellos y han pasado de estudiar solo la primaria a terminar su bachillerato, las niñas ya no buscan casarse a los 14 años y mucho menos embarazarse, comenta la Maestra Socorro Patiño; el proyecto de la Casa de Cultura lleva un proceso que ha ido marcado la vida de los habitantes de Atlacholoaya, uniendo a padres e hijos, incluyendo a otros grupos marginados en donde la respuesta de la gente va más allá de lo esperado. 

Mucha gente aposto en contra cuando se planteo la posibilidad de dar clases de Ballet en una comunidad indígena. Los estereotipos nos persiguen como sociedad, suponemos, creemos e incluso imaginamos que las bellas artes como las conocemos sólo las pueden practicar personas con un nivel socioeconómico o intelectual urbano y moderno, cuando nos platican que grupos marginados o sectores indígenas practican ballet, inmediatamente vienen las risas o burlas porque no concebimos que puedan tener la sensibilidad que hace falta para desarrollar hermosos movimientos. La Casa de Cultura de Atlacholoaya nos muestra gratamente que podemos estar equivocados ; ya que han formado un grupo de entusiastas señoritas que practican ballet, con gran interés se han acercado de los poblados y colonias aledañas donde muestran una gran inquietud por el desarrollo de este proyecto. A finales del 2014 tuvimos la fortuna de ver su actuación con la presentación de “El Cascanueces” en donde sin distinción de edades o etnias, las niñas convivieron con el público para alagarnos con su gracia natural; los invitados a conocer más acerca de esta institución, su trabajo social y por supuesto todos los proyectos que traerán a futuro.

Banda de viento de la Casa de Cultura de Atlacholoaya, formada por niños y niñas indígenas de la zona, gracias a su esfuerzo y dedicación han hecho de este proyecto una realidad.